Y no hace falta que os diga que las personas somos totalmente dependientes de el resto, necesitamos minimamente un pequeño frasco de amor y cariño diario para poder estar bien. Y cuando llega el momento, cuando les toca irse, marcharse de nuestro lado,desviar su camino por otras sendas, hacen sacar lo mejor de nosotros mismos. El afecto es un hilo fino que cada día a base de rutina y de momentos se va haciendo cada vez más fuerte,mas indestructible y no es con una sino con miles de personas que tenemos a nuestro lado o no tan cercanos a nosotros. Yo siempre he pensado que transmitir ternura a una persona es uno de los regalos más valiosos que podemos dar o recibir, el afecto es una muestra de entrega , es un voto de confianza, un empujón que te dirige directo a la felicidad , a la paz con uno mismo. La sensibilidad es la mayor perjudicada en este asunto, una persona sensible es una inmensa capa de seda, es un franco fácil pero os aseguro que una persona sensible es una persona feliz, porque ser sensible significa sentir, significa involucrarse, mojarse, arriesgar, la sensibilidad significa vivir y dar tu vida por aquellos a los que quieres.
Nunca me despido de nadie, no porque no quiera, ademas aunque quisiera mi corazón y mis recuerdos no me lo permitirían.
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