No se puede dar nada por sentado, aunque cueste reconocerle, aunque duela asumirlo, experimentarlo, sentirlo… nada es eterno ya lo dijo Bécquer una vez, nada se puede dar por echo, no podemos permitirnos darlo todo por alguien que no sabemos si mañana seguirá hay, no debemos pero lo hacemos igualmente, inconscientemente e irremediablemente, ese es el papel del corazón en esta puñetera historia, nos hace perder la cabeza, nos nubla la mente y saca lo más vulnerable de nosotros , lo mas hondo, lo mas escondido que tenemos para mostrárselo al mundo, para mostrárselo a las personas que han formado nuestras sensaciones, nuestros sueños, nuestros miedos, nuestra vida… Siempre duelen los cambios, siempre se nos queda esa espina que rebobina nuestros recuerdos y para, por unos momentos, a nuestro mas vulnerable corazón. Es triste dejar personas que alguna vez fueron nuestro foco de luz por el camino, nuestros maestros, nuestra vida…, es difícil desencadenarse de los recuerdos y aprender a vivir sin pilares que tiempo atrás, eran nuestro apoyo mas fuerte. Pero así es la vida y este es su juego, su carta mas alta, su poder…experimentar vidas, estrechar lazos, cruzar caminos, separar rumbos, destinar y ponernos a prueba … para que después el tiempo nos haga sentir mejores dejándonos el consuelo de los recuerdos que nosotros mismos queremos recordar … El presente hará cada día de nuestra vida el resto, sera el , el que nos complemente y nos consuele, el que nos saque las sonrisas y lo bueno que llevamos dentro… las fuerzas que necesitamos para seguir, el presente es nuestra mejor opción y el pasado… el pasado siempre será importante pero no lo suficiente como para poder vivir de el.
Siempre duele emprender rumbo dejando vidas atrás…
Dedicado a los que fueron, a los que ya no son, a los que llegaran y a los que seguís hay.
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